DOLOR
Agujas afiladas en nuestros corazones.
Andamos descalzos sobre cristales rotos.
Te envolveré con un manto para hacerte invisible,
Y con mi infinito amor hasta sanarte las heridas.
Dejémonos besar por el viento
Ahora que sopla fuerte.
IBC
17/02/2023
Reseña tarológica: La protección moral y psicoafectiva en el sufrimiento es una cualidad de la conducta prosocial. Es conmovedora la escena de la víctima de una desgracia vital que es intensamente amada por un semejante. Las “agujas afiliadas” y los “cristales rotos” hacen alusión al uso disfuncional de la fuerza de las espadas (del palo de espadas), de naturaleza psicológica. Los hechos dolorosos pueden producir heridas psicológicas tanto como las agresiones físicas pueden generar lesiones corporales, con la única diferencia de que la dureza psicológica, cualidad que puede entrenarse con terapia o aprenderse por experiencias vitales, atenúa el impacto recibido. Quien recibe y sufre un daño psicoafectivo no sabe y no puede evitarlo. Es por esto que a través de la empatía con el dolor de otros podemos activar el resorte de la protección. El sufrimiento ajeno se puede sentir como propio y, en un bello acto de egoísmo y altruismo, podemos despertar la necesidad interna de sanarlo. Esta es la intensa relación de las espadas a las cuales me referí con la fuerza de las copas, que ansían recibir y ser así llenadas a través del acto de dar. El dolor es una herramienta para crear empatía e interés por los demás, trascender el impulso primario de pensar sólo en sí mismo, línea que divide el grado decimal del palo de espadas (del 1 al 10) en dos partes, siendo el 5 el punto álgido de esta crisis intelectual. Cuando hemos madurado en esta dirección estamos preparados para esta intensa y dura transacción. Recibir en nuestra copa espiritual, que sublima lo recibido, la pesadilla psicológica de otra persona, a la que estamos vinculada a través del amor o el afecto, crea la experiencia de la sanación compartida.