¡La magia ha muerto!
No me había fijado hasta ahora, pero la magia murió sin hacer mucho ruido. ¿Qué era la magia? Este confuso término proviene del antiguo griego y hace mención, etimológicamente, a “tener la capacidad de hacer cosas sobrenaturales”. La curación, el bienestar, la atracción del dinero o la sabiduría son objetos que la magia, a través de rituales, pretendía generar, entendiéndolas como “sobrenaturales”, o por encima de la naturaleza de los mortales, ya que éstos en principio no pueden controlarlas.
Pero los rituales no existen.
Este términos está hueco por dentro. Un ritual no es más que la puesta en acción de un método: el científico tiene el ritual del experimento y el religioso tiene el ritual de la oración. Si abres en canal a un pollo para atraer la salud, no estás realizando magia. Estás acometiendo un aberrante acto sustentado en una motivación religiosa. Si invocas a La Luz Suprema con tu mente y te rodea, generándote bienestar, tampoco estás haciendo magia. Empleas técnicas de meditación efectivas, que la ciencia de la psicología demuestra que, en efecto, son efectivas.
La religión se ha disfrazado de magia, pero seguía siendo simplemente religión. Los magos negros, así como los magos blancos, realizan actos religiosos para producir resultados concedidos por entidades o fuerzas superiores. Como en un benéfico círculo católico, en el que se pide al Padre o a Cristo, o en una misa negra, en la que se hace honores al ser oscuro.
¿Qué diferencia un ritual de un acto de petición a una deidad?
La magia también hacía mención a “tener la capacidad”, es decir, tener poder y control sobre los elementos sobrenaturales. Para ello, se requiere el método que lo permita de forma contrastada y fundamentada. Y esto último es la definición del método científico.
Podemos generar trabajo a través de unas velas, pero si esto de veras funciona, entonces no es magia. Es método.
Así que, ¡adiós, magias del mundo! ¡Os proclamo muertas!
Fuísteis útiles para la humanidad para impulsar el conocimiento hasta sus máximas cotas.
Os amaré desde la ciencia, por siempre.