Cultura

El poder de la matria

La palabra matria, aun siendo considerada un neologismo, fue usada y definida por Plutarco en la Antigua Grecia como la dimensión emocional de la nación. Al igual que el amor de una madre da sentido a toda una existencia, el amor a un proyecto sociopolítico común y a una historia compartida lo hace. Y esta matria puede personificarse en una fuerte y amorosa mujer, como la Madre Patria de la República del Perú.

La Emperatriz es la Madre Patria del Tarot. Ella no desea dedicarse al papeleo ni a las relaciones internacionales; ella ama, inspira, crea y fecunda. Acciones mucho más importantes, sin duda. El Emperador, la personificación de la patria, gestiona todo lo que está dentro de los límites del territorio, intramuros. La Emperatriz, amante de la libertad y de la belleza, no quiere aburrirse con burocracias monótonas. Hacen un buen equipo: ambos conforman una estructura dinámica y sólida, firme y flexible, fuerte y ligera. 

Al contrario de lo que algunos pueden pensar, la matria ni desea división ni desea el conflicto bélico. Toda interposición al amor y la creación es contra su naturaleza. Ella se pasea cabizbaja en los escenarios de guerra derramando lágrimas para fertilizar con semillas de paz esas tierras. Sólo ella tiene ese poder. Las madres no tienen que responder ante los errores de sus hijos. La matria sufre y llora cuando, en su nombre, devastan territorios, generan muertes y expanden la pobreza. 

Como número tres, permite que el difícil y e irresoluble escenario del colgado (de número doce) se desbloquee hacia el arcano número trece, cuya presencia estimula el fin de lo que no ha de vivir y el comienzo de aquello que ha sido inseminado por la fuerza de la matria. Es el poder sincero y visceral del amor maternal. 

Ella puede dedicarse a su esencial función por el respaldo de la patria, quien eleva a lo normativo y administrativo todo aquello que la matria no sabe estructurar como institución material.  

Sin Emperador no hay Estado, sin Emperatriz no hay Nación. Sin uno de ambos, no hay imperio posible. 

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